La Predicación
Contempla el misterio parte 5: Arraigados en amor
14 Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. 16 Le ruego que Él les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior;
17 de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, 18 ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, 19 y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, 21 a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Efesios 3:14-21
Necesitamos el poder de Dios para conocer y estar arraigados en su amor, para que podamos vivir maduramente para la gloria de Dios.
- Por qué necesitamos esta oración (vv. 14-15)
- Postura de Dependencia — Pablo se arrodilla ante el Padre, mostrando desesperación y humildad.
- Impotentes por nuestra cuenta — No podemos vivir el llamado de Dios sin su fuerza.
- Nombrados por Dios, no creados por nosotros mismos — Nuestra identidad la define el Padre de cada familia en la tierra.
- Lo que necesitamos (vv. 16–19)
- Fortalecidos con poder (vv. 16-17a)
- Arraigados y cimentados en amor (v. 17b)
- Comprender las dimensiones ilimitadas del amor de Dios con todos los santos (vv. 18)
- Conocer el amor que sobrepasa todo conocimiento (19a)
- Llenos de toda la plenitud de Dios (19b)
3. Como respondemos (vv.20-21)
- Responder con adoración — Explotar en alabanzas al Dios que hace muchísimo más.
- Responder con fe — Creer que la obra extraordinaria de Dios ocurre a través de personas comunes.
- Responder con esperanza — Fijar nuestra mirada en la gloria de Dios que se manifiesta en y a través de la iglesia.